Después de tener que aplazarlo debido a la Gripe A, y mi infección de tobillo, por fin este fin de semana me pude sacar el carnet de Open Water, o buceo en aguas abiertas.
Jueves 12 Noviembre
Cogimos el tren de alta velocidad de las 19h, rumbo a Tainan, donde nos esperaba el que iba a ser nuestro instructor: Greg Anderson. Nos recogió en la estación y nos fuimos a Kenting, en el sur de Taiwán, donde él tiene su “casa-escuela”. Un sitio bastante acogedor, con lo básico: agua caliente, una cama cómoda, tranquilidad, precios más que asequibles… El único inconveniente es que está algo lejos del pueblo, pero se arregla con la scooter que hay en la casa.
Viernes 13 Noviembre
Nos levantamos pronto y a las 8 de la mañana ya estábamos en clase (sólo María y yo). Después de explicarnos teoría y sobre todo equipamiento, nos fuimos a la piscina a la hora de comer. Kenting tiene una piscina especial para buceo, con profundidades de 1, 3, 5 y 10 metros y antes de entrar obviamente ponerse el equipo: 30 kg en la espalda… Simplemente eso, ya hace el resto complicado.
Nos metimos en la piscina e hicimos lo que llaman “the Basics 5” (quitarte el regulador, cambiarte el regulador, compartir aire, limpiar la máscara y quitar la máscara). Al llegar a la última, María que llevaba todo la tarde intentando respirar a gusto, se dio cuenta que el buceo no iba a ser para ella. Además yo estaba muerto de frio y cansado, así que nos volvimos a casa y nos metimos debajo del agua caliente.
Otro par de horas de clase teórica y correcciones de piscina y a cenar. Greg nos llevó a un sitio muy muy bueno llamado Bossa Nova, de comida tailandesa y vietnamita. Después de cenar, y cansadísimos, nos fuimos a dormir.
Sábado 14 Noviembre
A las 8 de la mañana ya estábamos montados en el camión camino a la piscina. Con un poco de lluvia y nuboso, nos volvimos a meter. María lo volvió a intentar, pero pasados 20 minutos, prefirió quedarse haciendo snorkel con botella en la zona de 3 m. A mí me tocó bajar a 5 y a 10, donde vencí sin ningún problema mi gran miedo antes del buceo, el poder compensar la presión de los oídos.
Comimos en un sitio llamado Surf Shark una buena hamburguesa, para coger fuerzas para las inmersiones de la tarde, que ya iban a ser en el mar. Ya acabando se nos juntó Didi, un oficial de la Marina de Taiwán, que iba a hacer las inmersiones con Greg y conmigo. Y sin más a casa a por el equipo y a bucear!!!
La primera inmersión fue en la costa, en una zona llamada Water Outlet. La duración fue de 40 minutos y la profundidad máxima de 11 metros. Tuve que hacer “the Basics 5” varias veces, y después nadamos un poco... Cuando estábamos haciendo la ascensión controlada, me dio un calambre en el gemelo izquierdo, lo que hizo que casi me fuese a la superficie, pero Greg me agarró y tiró de mi hasta que pude estirar un poco y conseguir que pasase el dolor.
La segunda inmersión fue en el mismo sitio. La duración 43 minutos, la profundidad máxima 13,2 m. y la media 9,2 m. Esta vez sólo repetimos algunos ejercicios, y sobre todo practicamos el bucear compartiendo aire. Aquí fue la primera vez que calculé mi consumo de aire, 25 litros/min, cuando la media es 15-20 litros/min.
En las dos inmersiones vimos un montón de peces, coral y cosas muy chulas, pero tengo que reconocer que yo iba más atento a Greg por si me hacía alguna seña y a mantenerme estable que al paisaje. La entrada y la salida era por el mismo sitio, pero lo peor sin duda era la salida. En la entrada tenías que caminar unos 100 metros por roca, con un traje de neopreno, y 30 kg de material en tu espalda. Pero es que a la salida, aunque llevábamos menos peso, por el aire que habías consumido, yo iba completamente exhausto, obviamente empapado y con dolor de cabeza y un leve mareo por la descompresión. Vamos, una fiesta.
Después de las bajadas, a casa, ducha, un poco de clases teóricas, examen y a cenar. Esta vez al Smokey´s Joes. Un muy buen sitio de comida Tex-Mex. Y sin poder hacer nada más a las 10 estaba durmiendo como un angelito.
Domingo 15 Noviembre
Nos levantamos a las 8 (después de haber dormido 10 horas!!) y nos preparamos para las que sería las últimas dos inmersiones. Estas ya “de diversión”.
Tengo que reconocer que la primera fue la peor de las 4. Buceamos en un sitio llamado Pill-Box, durante 48 minutos, con una profundidad máxima de 20,6 m. y una media de 9,4 m. La entrada fue un auténtico infierno, otra vez rocas, esta vez más puntiagudas que el dia anterior. Además no me sentí cómodo respirando desde el principio. Salí completamente cansado, con dolor de cabeza lo que hizo que me resbalara un par de veces. Y para rematarlo, durante la inmersión me metí por un mini túnel para hacer esta foto:
Y esa “planta-coral” marrón que aparece a la derecha de la foto se quedó literalmente anclada a mis dedos. Por más que intentaba quitármelo no podía, hasta que raspé contra mi traje y la muy pu@&$ se soltó. El problema es que yo en el agua me veía mis dedos blancos, pero donde había estado la planta veía manchas negras (que luego resultaron ser heridas sangrantes). Claro, entre el fin de semana de avisos de que los peces no hacen nada, pero hay cosas venenosas y mucho ahí abajo, y que estaba a 15 metros de profundidad, en ese momento lo único que pensaba era: “Muy bien David, vas a morir envenenado por un trozo de coral en tu primera inmersión libre”. Afortunadamente al llegar arriba Greg me confirmó que no era venenoso pero que iban a tardar un par de días en cicatrizar las pequeñas heridas que tenía.
Después de la hora de rigor para descomprimir, nos fuimos a la que sería la 4ª inmersión y sin lugar a dudas la mejor.
El sitio elegido: Cemetery. La duración 53 minutos, a una profundidad máxima de 16,5 metros y media de 9. La entrada a pesar de que era en roca fue mucho mejor, esta vez hice por fin lo que debía haber hecho desde el principio: relajarme y disfrutar. La respiración fue muchísimo mejor, vi un montón de cosas, jugamos, nos hicimos fotos, controlé mi estabilidad muchísimo mejor que antes y a pesar de todo eso, mi consumo de aire bajó a 18 litros/minuto, es decir, dentro de la media.
Salí cansado, pero sin un mínimo rastro de dolor de cabeza. Y por fin controlé mi estabilidad durante el ascenso. Vimos un pulpo metido en la roca, y varias langostas… La verdad es que solo por esa hora debajo del agua, mereció todo el esfuerzo anterior.
Creo que la cara de Didi y mía lo dice todo:
Ducha, limpieza de material, comida en el Surf Shark, y vuelta a Taipei via Kaohsiung, hasta (espero) el mes que viene…
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