Reproduzco el artículo publicado por Roberto L. Blanco Valdés en La Voz de Galicia el día 11 de Enero del año 2009. Ha comenzado la precampaña electoral:
El BNG tiene razón al calificar de fraude a la democracia el intento de TVE de organizar un debate electoral en el que solo participarían el Partido Popular y el Partido Socialista. Además de un timo inicuo, tal debate constituiría una intromisión completamente ilegítima en el normal desarrollo de la campaña electoral y, en consecuencia, un claro e insufrible abuso de poder.
Hay que confiar, por ello, en que las juntas electorales autonómica y central encargadas de garantizar legalmente que la próxima campaña se desarrolle en condiciones de igualdad impidan el atropello que, sin duda, supondría excluir al BNG de cualquiera de los debates televisados que decidan celebrarse.
La argumentación de TVE en justificación de su propuesta -que ya en la campaña de las generales del 2008 debatieron solo el PSOE y el PP- resulta sencillamente insostenible, pues los dos casos no son en absoluto comparables. Es verdad que en el Congreso previo a la campaña electoral del 2008 el PSOE y el PP reunían el 89% de los escaños y que ahora ambos partidos suman el 82% de los asientos en O Hórreo: pero mientras que en el Congreso, el 11% restante se repartía entre ¡9 partidos!, el BNG ocupa ahora en el Parlamento gallego el 18% que no se reparten el primer y segundo partido de Galicia. De hecho la diferencia entre el primero (PP) y el segundo (PSdeG) es la misma que existe entre este último y el Bloque: 12 diputados en cada uno de los casos.
Pero no son solo las razones de la aritmética democrática las que exigen que el Bloque esté presente en los debates. Es que además resulta falso el argumento de que las dos candidaturas a la presidencia de la Xunta sean las del PP y el PSdeG, pues este último partido solo tendrá ocasión de colocar a Touriño en la presidencia de la Xunta si cuenta de nuevo con el apoyo de los nacionalistas.
Un debate sin el BNG, que ha estado como el Partido Socialista en el Gobierno, sería, por tanto, una forma de escamotear a la opinión pública un asunto que debería ser central en la próxima campaña: el de la dinámica de la Xunta bipartita en el período 2004-2008 y el de su capacidad para afrontar, eventualmente, otros cuatro años en el poder con las pautas de funcionamiento interno que ha mantenido hasta la fecha.
Es bien sabido que el egoísmo de partido es un elemento conformador de los sistemas democráticos. Se entiende, por ello, que Touriño prefiera ahora un debate sin un aliado tan incómodo como ha sido el BNG y que Núñez Feijoo no quiera sufrir de nuevo el bochornoso pugilato de dos contra uno al que ya lo sometieron Quintana y Touriño en su día en TVG. Pero para eso están las leyes: para evitar que el egoísmo de partido se convierta en abuso de poder
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