El sueño americano
Imagina que eres un adolescente norteamericano de 17 años. Imagina que se te ocurre un plan para hacer del mundo un lugar mejor y más seguro. Imagina que puedes desarrollarlo sin riesgos y que, de salir bien, podría cambiar el curso de la Historia. Y ahora imagina que todo eso depende única y exclusivamente de un polvo.
Sabes que tiene que ser esta noche o nunca. Te pones tu mejor ropa de rapero blanco y dos gotas de CK Man Fragance. Coges el Ford que un día fue de tu padre y vas a recogerla a la puerta de su casa. Ella viste como una princesa, no sabe que bajo tu bragueta habita un sueño de libertad y esperanza para millones de hombres y mujeres.
Vais a cenar, tú invitas, dos Big Kings con Coca-Cola y patatas supersize. Mientras comes, dejas caer que tus padres están fuera. Que tu casa está vacía y que, si ella quiere, puedes enseñarle la nueva Ruger semiautomática de 9 milímetros que te has comprado online por 439 pavos. Ella dice que sí, porqué no, y sonríe como sólo saben hacerlo las cheerleaders.
Llegáis a tu casa y le enseñas el arma. Ella se quita el jersey y se encañona la boca. Te sudan las manos, pero templas tu cabeza, sabes que estás a punto de hacer historia. Le dices para, le dices quiero entrar.
Ella te pide un condón y tú le dices que no hace falta. Nadie se ha quedado embarazada por una vez, dices, y la pobre idiota se lo cree.
Y mientras te corres dentro de la princesa, piensas en Oriente Medio, en la energía renovable, en los derechos civiles y en un sueño americano en el que aún crees. El semen brota de ti gritando: yes, we can.
Siete meses después, la prensa de todo el mundo publica que la hija menor de edad de la candidata a vicepresidenta por el partido republicano está embarazada. La popularidad del partido se hunde, los votantes ultraconservadores no toleran esas cosas. Y mientras Obama se dispara en las encuestas, tú sabes que ahora deberás casarte y educar a ese niño blanco. Pero no te importa. Es un sacrificio pequeño por un bien muy grande.
http://www.mimesacojea.com/2008/09/el-sueo-americano_04.html
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